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En ocasiones pasamos conduciendo de frontera a frontera y no nos percatamos del kilometraje del auto. La cifra de los 100 mil kilómetros es importante tomarla en cuenta para tomar decisiones o estar listo para afrontar problemas mecánicos.
Cuando uno va a una agencia y pregunta por condiciones para la compra de un vehículo el vendedor saca a relucir las condiciones y una de ellas es la garantía.
Lo primero que le dicen a uno es, este vehículo tiene tres años de garantía o 100 mil kilómetros, lo primero que suceda.
Así que uno podría prever que el auto luego de alcanzar ese kilometraje podría sufrir algunas averías. Hay conductores incluso que viajan tanto en su vehículo que en menos de tres años hacen esa cantidad de kilómetros, puede ser por trabajo o porque les gusta pasar mucho de vacaciones y su vehículo se convierte en su compañero de aventura.
Cuando un vehículo sobrepasa los 100 mil kilómetros de uso, es común que comiencen a aparecer algunos signos de desgaste natural en diversas partes del automóvil.
Esto no significa necesariamente que el auto esté en mal estado, pero sí indica que ciertas piezas y sistemas pueden necesitar más atención y mantenimiento. Aquí te detallo algunos de los aspectos clave que podrían verse afectados:
El motor puede seguir funcionando bien si ha sido mantenido adecuadamente, pero a esta altura, es posible que empiece a consumir más aceite. También podría ser necesario revisar o reemplazar la correa de distribución, dependiendo del tipo de motor y las recomendaciones del fabricante.
Los amortiguadores y otros componentes de la suspensión podrían estar desgastados, lo que afecta la calidad del manejo y la estabilidad del vehículo. Es posible que se necesiten reemplazos para mantener una conducción segura.
Los discos y pastillas de freno suelen estar más desgastados después de 100 mil kilómetros. Es esencial revisar todo el sistema de frenos para asegurarse de que sigue funcionando de manera efectiva.
En autos automáticos, la transmisión podría empezar a mostrar signos de desgaste, como cambios de marcha bruscos o ruidos extraños. Es aconsejable revisar el fluido de la transmisión y, si es necesario, realizar un mantenimiento o incluso una reconstrucción.
El sistema de escape, incluyendo el silenciador y el catalizador, podría estar oxidado o dañado, especialmente si el vehículo ha circulado en zonas con climas adversos.
Es posible que la dirección se sienta menos precisa o que haya juego en el volante, lo que podría indicar un desgaste en los componentes de la dirección.
Con el tiempo, los componentes eléctricos, como el alternador, la batería, y los sensores, pueden empezar a fallar o necesitar reemplazo.
Aunque no afecta directamente al funcionamiento mecánico, la carrocería y el chasis podrían mostrar signos de oxidación o daños, especialmente si el vehículo ha estado expuesto a condiciones climáticas adversas.
Es importante recordar que un mantenimiento regular y adecuado puede prolongar la vida útil del vehículo incluso después de los 100 mil kilómetros.
Realizar revisiones periódicas y seguir las recomendaciones del fabricante es clave para mantener el auto en buen estado.
Si desea obtener más información le recomendamos leer la nota de nuestro blog: Cuáles son los tres tipos de mantenimiento de un vehículo.
Ahora bien, los dueños de un vehículo deben en este caso de preocuparse porque todo funcione bien, por lo que sería bueno leer la siguiente nota: Cómo garantizar un buen mantenimiento de un vehículo.
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